ALIDA CASTILLO: UNA HISTORIA DE EMPRENDIMIENTO Y OPTIMISMO

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De niña le decía a mi mamá que de grande sería millonaria, que daría la vuelta al mundo, tendría una casa y un carro. Ella decía que eso no se podía que solo era para gente que tenía plata, no para nosotros que vivíamos en un caserío (alto Paujil-Pozuzo) lejos de toda tecnología y más mínimas oportunidades. A los 9 años tuve un accidente grave por lo cual no podía seguir en la chacra, y es así que salí a vivir a un internado en el pueblo después de mi recuperación, aprovechaba en vender lo que se me ocurría, helados en los estadios, mantequillas y quesos a las tiendas, artesanías a los turistas.

Mie, 7 Abril 2021

A los 13 años mi hermana mayor, me da la oportunidad de vivir en lima, la condición era que yo cuidara a sus hijas para ella asumir los gastos de comida, colegio y casa, una niña cuidando a 2 niñas (claro yo me sentía grande). En el colegio vendía Productos de catálogo,pero obviamente  estaba prohibido, era la distracción de la clase y sobre todo si alguien no me quería pagar ¡¡ ay!! pobre de ellos, los perseguía hasta en sus sueños. Junte S/.5000 soles, para apenas terminar el colegio poder mudarme  con mi otra hermana (Yeni), pero con lo que no contaba era perder la plata el día de la mudanza, así que a partir de eso Yeni me ayudó a costear mis gastos, 1 año después empecé a trabajar como anfitriona de eventos,  nunca había odiado algo más que estar parada por horas en tacos, me aburría infinitamente y sabía que eso no era para mí, así que decidí emprender en un negocio de bikinis con una amiga, fue regularmente bien, pero un día me di cuenta que me había quitado la administración de las páginas y sin más ni menos se quedó con la marca, una vez más empecé de 0 con otra marca.

 

A los 19 años mi herma me consiguió una entrevista en una empresa de seguros,  no me querían contratar por políticas de edad, pedían como requisito mínimo 25 años, por la responsabilidad que implicaba el cargo y  el tipo de negocio (venta de seguros de vida) ante tanta insistencia pasé la entrevista y  decidieron contratarme por 3 meses con el aval del gerente comercial de ese momento, pasaron 3 meses y luego 4 años, conocí  22  países y me compré el carro que quería a los 21 años, me iba increíble, amaba la empresa, pero aún así sabía que quería algo más. Un día una amiga me propone ingresar a una inmobiliaria conocida (no tenía idea de que se trataba) pero bueno, llevé las capacitaciones y poco a poco fui enamorándome del negocio, había mucha adrenalina, altos y bajos, risas y llantos de frustración, eso era lo mío.

 


1 año después (enero 2019) decidí salir de la inmobiliaria para intentar como independiente, me iba increíble cada vez con una cartera de clientes más grande, no paraba ni un segundo, hasta que llegó la pandemia y empezamos con la cuarentena de 15 días, para mi esos primero 15 días fue un descanso, porque sentía que el mundo se había detenido y yo también podía hacerlo sin sentir que la vida se me iba si paraba un día, con la ampliación de la cuarentena me tomé el tiempo de pensar, hasta que me levante una noche y empecé a escribir en mi block de notas como me gustaría dirigir mi empresa, como profesionalizar este negocio tan valioso, con quienes me gustaría trabajar, las capacitaciones, el merchandising, etc. Todo se veía muy lejano. En junio del 2020 nuevamente empecé a cerrar operaciones, la rueda del negocio empezó a repuntar, todos necesitaban mudarse a departamentos más grandes, otros a más chicos y económicos, los contratos habían terminado, etc.

 

En de agosto le conté a una amiga mis planes, y al final de la conversación  termino siendo mi primera agente. Con ella empezamos a cerrar tantas operaciones que mi depa, el que usaba como oficina, terminó quedando chico. Mas personas querían trabajar conmigo. Así que mis planes a largo plazo de poner una oficina, tuvieron que adelantarse, asi se abrió oficialmente

 

AC Gestión Inmobiliaria, sin pensarlo mucho, sin sacar tantos números, solo sabía que si juntaba a personas afines a mí y con muchas ganas de comerse al mundo. Esto funcionaría. Y así fue, hoy el equipo tiene 4 meses, creamos un muy buen ambiente, mucho calor humano, calidad de personas, todos empujando hacia una misma dirección, sin envidias, compartiendo cierres, creciendo poco a poco todos. No voy a negar que me dio mucho miedo invertir en una oficina a mitad de una pandemia, pero algo siempre tengo claro, y es que no hay negocios exitosos, sino personas exitosas.

 

Prensa: Peruvirtual.net